En momentos como este me pregunto si realmente he aprendido algo. Hace ya más de ocho años que dejé con tanta tristeza como determinación mi amada tierra para venirme a la Capital a estudiar. En todo este tiempo en el que casi he cumplido aquella tarea incial he conocido a docenas de personas, cada una de las cuales me ha mostrado un nuevo fragmento del mundo, pequeñas piezas de puzzle que con el paso del tiempo me han abierto los horizontes de la Realidad en la que vivimos, me han hecho ver mucho más allá de lo que jamás hubiera imaginado y me han llevado a una eterna guerra interna en la que las fronteras de mi propio ser se han movido hasta volverse irreconocibles.
He sido increíblemente feliz en esas escasas ocasiones en las que encontré un sentido a mi existencia, a menudo(pero no sólo) cuando mi corazón creía haber encontrado una dueña capaz de domarlo y comprenderlo. Me enamoré más veces de las que me atrevo a reconocer, y sufrí muchas más de las que debería, casi todas por mi culpa, rebasando en ambos casos los límites de mis propios sentimientos para adentrarme en territorios tan desconocidos como perturbadores.
Guiado por ese sufrimiento caminé en dos ocasiones hasta el Fin del Mundo, buscando expiación y respuestas. No las encontré, pero a cambio atisbé revelaciones incluso más valiosas...que el giro de la rueda del tiempo hizo que acabase volviendo a perder.
Poco a poco fui aprendiendo que el conocimiento tiene el precio de la inocencia y que el sufrimiento es el único maestro en cuyas lecciones puede confiarse. Que el dolor, en definitiva, es el precio de la sabiduría.
Sin embargo, echando la vista atrás...toda esa experiencia no me ha traído calma, entereza o clarividencia, sino más bien todo lo contrario, llevándome cada vez más y más lejos, en una espiral divergente, de aquel punto en el que recuerdo que era feliz.
Todo parece ir de mal en peor, y no puedo evitar sentirme como un idiota cada vez que pienso en el alto precio que he tenido que pagar, en estos años, por una sabiduría que no poseo...
Grey Arkhane