sábado, 20 de octubre de 2012

Antes del invierno

Night Before Battle by Saint Seiya on Grooveshark

El aire en Oviedo antes del invierno huele a promesas y melancolía. Al detallado sueño de un niño que nunca llegó a crecer, atrapado en el cálido reflejo de las farolas sobre los viejos muros de la ciudad, a la inocencia sacrificada en el altar de la mera supervivencia.

Cuando se acerca el invierno y cae la noche, el aire en Oviedo se vuelve grave como el bramido del órgano que sostiene sobre sus hombros la alambicada trama de voces que tejen el salmo, y huele a la improbable mezcla del afilado eco de los lobos que aún acechan en la oscuridad y del pesado calor de las brasas que apenas nos defienden de ellos.

Es posible pasear por sus calles y embriagarse de ese viento frío que traspasa todo abrigo pretendido, émulo de hogar o refugio, ese recordatorio de lo que aguarda más allá de nuestros muros y nuestras fantasías esperando a que se agrieten y caigan. Y unido a él en eterna lucha, el calor de la desesperada oposición a ese destino inevitable del hombre, escondido tras la soberbia y la desesperación que encierran las armas de Prometeo. Siempre opuestos y armónicos, danzando en el eterno conflicto que alimenta el Universo.

Quizá persiguiendo la fuente de ese aliento glacial y esquivo, de ese susurro de húmeda hojarasca que niega la empresa humana colándose entre sus improbables torres, se pudiera perseguir por las empedradas calles al espectro huidizo de aquel niño olvidado hasta alcanzarlo en el seno del vendaval cuya naturaleza se empeñó en observar traspasando la protectora muralla de la razón. Y entonces regresar al mundo atesorando el verdadero nombre del Caos o perderse, para siempre, junto a aquel que nunca debí dejar de ser.

Grey Arkhane

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