domingo, 16 de septiembre de 2012

Tras el último umbral

Death by AoE on Grooveshark 

Con el sordo retumbar del cuero viejo al aprisionar las últimas páginas del libro que ahora cierro, despierto de un sueño de diez años.

A mi alrededor sólo queda la niebla gris y vaporosa que habita cada rincón de esta ciudad, antigua, onírica y atada a mi espíritu con el peso de trece generaciones de reyes tallados en piedra. Niebla que se respira, húmeda y fría, sanadora del alma quebrantada en el largo sueño.

El mundo se ha movido desde la última vez que habité este lugar. Despierto a un hogar que me encuentra cambiado, marcado mi rostro de arrugas, trazado mi pelo de plata, surcado mi corazón de grietas, reseco y curtido por la larga batalla en cuyo sentido nunca llegué a creer. Y tras el sueño queda la certeza del dolor sufrido, de la integridad perdida y la inocencia sacrificada a cambio de una apenas hipotética sabiduría. Qué precio tan alto para una victoria tan incierta.

Suspiro ante este despertar que me convierte en un extraño en mi propia tierra, en alguien tan distinto y no mejor que quién cerró los ojos hace una década para vivir el sueño de Ícaro. Demasiado cerca del sol, víctima de mi orgullo, el último umbral atravesado de vuelta a la vigilia devuelve los restos de un hombre quebrado por el peso de su propia convicción, el interior repleto de sombras y ruinas, de historias medio olvidadas y lecciones desaprendidas.

Y ahora, libre del sueño, doy los primeros pasos solitarios de este tránsito en la niebla cuyo vaporoso tacto me devuelve los susurros de los viejos dioses y la promesa de una ansiada curación, pero tras cuyo manto espectral alcanzo a advertir el implacable juicio de los ojos verdes del Destino.

Grey Arkhane

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