domingo, 16 de septiembre de 2012

Cada simple frase

Closer by Kings of Leon on Grooveshark

Abre los ojos a la niebla que ahora es tu vida. Desembarázate de los sueños que se agolpan en las lindes de la inconsciencia para azotar tu conciencia hasta el último resquicio de tiempo, asume el dolor de tu cuerpo como su estado natural y levántate a saludar al nuevo día que siempre madruga más que tú.

Sumérgete en el agua hirviendo de tus tribulaciones, inhala el vapor ardiente y sueña con ahogar tus pensamientos en él, suave muerte que arruga tus dedos, pero escapa en el último instante, de vuelta a los fantasmas de tu presente que no son sino aquellos otros tú que han logrado ser felices. Olvídalos. Olvida.

Que tus manos sean las artífices del cambio. Desplaza la madera y el conocimiento, mueve bosques de tinta y efigies de héroes y dioses cuyos nombres ya no recuerdas. Siente su peso sobre tus hombros, el tirante entramado de nervios que esconden tus brazos tensándose al aceptar su carga, el sudor resbalando por tu rostro y la base de tu espalda, llevándose consigo los demonios que aguardan bajo tu piel. Conviértete en el trabajo, en la acción pura, olvida que eres persona, olvida que eres hombre, olvida tu rostro y tu nombre y sé la fuerza del cambio que mantendrá todo exactamente como estaba. Exorcízate, oh, espíritu impuro, sana en la niebla de tu nueva existencia y olvida. Olvida.

Sigue el curso del sol destruyendo los extremos incompletos de tu historia ya cerrada, elimina los esbozos de proyectos inacabados, los bosquejos de diseños irrealizados, los bocetos de futuros nunca alcanzados. Selecciona, rompe y rasga. Impón de nuevo el orden a lo que te rodea, convierte tu historia cerrada en el pulcro reflejo tamizado que abomine del caos en que te convertiste, hasta que tú mismo acabes por creer en ello. Reniega de la incertidumbre y la apatía que marcaron ese pasado que ya no existirá nunca más. Olvídalas. Olvida.

Asiste a la muerte del sol y da gracias a los dioses de esta vieja tierra. Un día más, un paso más en la niebla que ha de sanar tu espíritu.

Entonces lee sus palabras llamándote entre un público invisible y silencioso, siente esa opresión en tu pecho que cada simple frase despierta, evocando el candente dibujo de las marcas sobre tu piel, arrastrándote de vuelta a cada uno de los rincones que perdiste. Escucha su voz susurrando tu nombre, convocando a las armas a cada uno de los recuerdos que juraste olvidar. Recuerda.

Recuerda. Y abre de nuevo todas tus heridas.

Grey Arkhane

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