"Arrakis enseña la actitud del cuchillo... cortar lo que es incompleto y decir: "Ahora ya está completo porque acaba aquí"" - Dune, Frank Herbert.
El orden es un proceso costoso. Acometer el caos que durante años ha campado libre por los rincones de lo visible, catalogarlo, compartimentarlo y estructurarlo se convierte en una labor minuciosa y lenta, muy lenta.
El orden es el hijo de la lógica y sólo puede imponerse mediante un método aséptico y quirúrgico, como el de un cirujano al extirpar un tumor o el ritual necesario para comer pescado. Como en estos procesos, no es solo lo sistemático del proceso lo que garantiza el éxito sino también esa peculiar filosofía arrakena en torno a los extremos afilados, el separar lo útil de lo obsoleto, lo sano de lo enfermo. Convertir lo incompleto en completo al eliminar lo sobrante, aquello que lo lastra y pervierte.
En ese ejercicio se quedan atrás bolígrafos que ya no escriben, instrumentos que ya no uso y documentos que ya no necesitaré volver a leer, pero también bocetos que nunca acabaré, ideas que jamás desarrollaré o recuerdos que ya no tienen significado para mi. Esa parte de mi pasado sacrificada al todopoderoso Tiempo y que tan sólo era ya un jirón alimentando el caos.
En esa pretensión de completitud uno se plantea dónde reside el extremo, por qué ha de cercenarse aquí y no allí, eliminar esto y no aquello. Son las propias matemáticas del orden las que determinan la solución, tomando las riendas antes de que la mente o el corazón se planteen que, en realidad, todo es transitorio, todo es prescindible, y que con el cuchillo en la mano un cirujano bien puede transformarse en asesino sin apartarse de la misma línea de pensamiento. Benditas ecuaciones autorresolubles.
Y así transcurren los días, con la frontera entre los reinos del Orden y el Caos reconfigurándose lenta e inexorablemente bajo la implacable máquina de guerra del primero, mientras la mano que sostiene el cuchillo realiza su labor sin una sombra de duda y la mente tras ella se cuestiona si la matemática será tan precisa en el momento en que la punta deje de apuntar hacia fuera y deba dirigirse hacia dentro.
Grey Arkhane